Como si de un Principito y su rosa se tratase. Pero va más allá. A ella la conozco desde muy pequeña, podría decirse que mucho antes de su definición sexual. Tenía unos 12 años y nos afanábamos, independiente de la diferencia de edad, en jugar, jugar a la distancia. Era como mi hermana pequeña. Pero hoy todo es diferente, es mi amiga. Algo que desde pequeña yo misma desconocía. Ella me relata con euforia y tristeza sus días con ella. Otra chica, una chica que le ha dado vida, pero también penumbra. Es como un Principito y su rosa, una quisquillosa, la otra observando su belleza. Nunca deja de decirme lo hermosa que es ella. Ojalá pudiese ver más allá de su rudeza. Las historias de amor, las secretas, gritadas, difuminadas o contaminadas. Nunca se vivió una historia de amor como en un guión hollywoodense. Tómate un café o una coca-cola si prefieres. Me gustaría abrazarte y hacerte saber que eres mi amiga y te quiero, te quiero mucho. Sientate como en casa, abre la heladera, sal de paseo con mi mamá. Juega con mis hermanos. Ojalá pudiese darte un escape, atravéz de mi ventana. No quiero que sufras más.
Para Francisca.
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